Lillian Florence Hellman (Nueva Orleans, 2o de junio de 1905 Martha`s Vineyard, 3o de junio de 1984) fue una de las dramaturgas más destacadas del siglo XX, pero también fue una mujer valiente, enigmática y conflictiva, cuyo compromiso ideológico la llevó a defender y apoyar causas políticas en su país y en Europa, como demuestran sus estancias en España durante la Guerra Civil y en la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial. Testigo privilegiado de una de las épocas de mayor ebullición intelectual en EE.UU., perteneció a un selecto círculo de escritores entre los que se contaban Francis Scott Fitzgerald, Ernest Hemingway, Dorothy Parker, William Faulkner, Arthur Miller o John Dos Passos, además de Dashiell Hammett, su compañero sentimental durante más de treinta años. Tremendamente crítica con la hipocresía de su sociedad, destapó y retrató la tipología de la mujer sureña norteamericana a través de sus obras y se adelantó a su tiempo reflejando por primera vez el tabú de la homosexualidad femenina en La calumnia (1934), que fue llevada dos veces a la gran pantalla por el cineasta William Wyler. Asimismo, Tiempo de canallas (1976) está considerada como la mejor aproximación y denuncia de la caza de brujas durante la era McCarthy. Una mujer inacabada, fue galardonada con el prestigioso Book Award de las Artes y las Letras en 1970, un año después de su publicación en EE.UU.
Lillian Hellman (1905-1984) fue una famosa dramaturga estadounidense, protagonista indiscutible de la vida intelectual del siglo XX y compañera sentimental del escritor de novela negra Dashiell Hammett, con quien mantuvo una relación de treinta y tres años. Como autora de obras de teatro, se dio a conocer con La calumnia, una historia que versa sobre dos profesoras víctimas de la homofobia, que Audrey Hepburn y Shirley McLaine protagonizarían en el cine. Consolidó su fama con otro drama, La loba, que también sería adaptado a la gran pantalla y tuvo como protagonista a Bette Davis. Hellman fue acusada de comunismo por el senador Joseph McCarthy, un hecho que la obligó a renunciar a su carrera como guionista en Hollywood al negarse a declarar acerca de sus actividades políticas. Se definía como una persona arisca, de carácter difícil, y dejó buena muestra de su peculiar temperamento en los libros de memorias Una mujer inacabada y Petimento, que Lumen reunió en un único volumen prologado por Ángeles Gonzalez Sinde y titulado Una mujer con atributos, como homenaje a Hellman cuando se cumplen los treinta años de su muerte.