Esta es la conmovedora historia de un joven que intentó morir porque no sabía cómo vivir. Tras un intento de suicidio, su familia lo llevó a un centro de rehabilitación en Palencia en donde se vio rodeado de otros chicos y chicas como él: jóvenes rotos que intentaban comprender qué había pasado en sus vidas para acabar allí. Una historia que nos reconcilia con la vida y con los destellos de luz que alumbran las cosas que realmente importan.
Samuel Almudí nació en Zaragoza, aunque su corazón está entre Granada y Cantabria. De pequeño le extirparon la noción de la puntualidad; creció creyendo que Marilyn Monroe era diosa de una religión rival al cristianismo, y encuentra belleza en lo corriente, como las anécdotas que cuentan las amigas de su madre mientras toman café y fuman Marlboro. Estudió interpretación, pero acabó matriculándose como realizador audiovisual, ya que su sueño es ser director de cine. Siempre responde «Princesa por sorpresa» a la pregunta sobre cuál es su película favorita; escribe desde que tiene uso de razón, y el mejor consejo que le han dado en esta vida es: «Si alguien tiene que parar, que sean ellos»; se lo dijo una anciana mientras ambos cruzaban un semáforo en rojo.