Este libro escrito en 1962, uno de los más breves de Marcel Jouhandeau, es, sin embargo, uno de los más intensos y lúcidos de su producción. El volumen, de aires gideanos, recoge reflexiones sobre tres de los crímenes más célebres y horrendos de su tiempo: el de los amantes de Vendôme, en el que Denise Labbé mata a su hija a causa del amor que profesa a su novio, acusado de ser el instigador; el proceso del doctor Évenou, un personaje diabólico que asesina a su mujer valiéndose de su sirvienta, Simone Deschamps, tras poner en escena una especie de ritual macabro; y el crimen del cura de Uruffe, un hombre atrapado y vencido por sus pasiones y fantasmas, quien, tras matar de un tiro a su amante, le abre el vientre y desfigura al hijo que esta llevaba en su seno.
Tres casos reales, ampliamente documentados en periódicos y anales de la época, que conmovieron a la Francia de posguerra, y que Jouhandeau disecciona con habilidad de cirujano para mostrarnos los recovecos más oscuros del alma humana.
Marcel Jouhandeau nació en
1888 en Guéret (Francia) y murió en 1979 en Rueil-Malmaison. Estudió en Guéret
y, posteriormente, en el instituto Henri IV de París y en la Sorbona. Desde
1912 fue profesor en un colegio de Passy. Muy religioso, toda su vida osciló
entre la celebración del cuerpo masculino y la vivencia mortificante de la
sexualidad, hasta el punto de que, en 1914, en un rapto místico, Jouhandeau
quemó todos sus escritos y trató de suicidarse. En 1949 se casó con la
bailarina Élisabeth Toulement, pariente de Jean Cocteau y Max Jacob; se abrió
así un periodo en que se retractó de sus tendencias homosexuales, para más
adelante volver a abandonarse a ellas. Autor de más de veinte obras, entre
ellas Pincegrain (1924), Monsieur Godeau marié (1933), Chaminadour (1934-1941) o Journaliers (1961-1978), por muchos
motivos tachado de maldito, antijudío y colaboracionista, está considerado un
«diseccionador» del alma humana, de la que busca sus secretos mejor guardados.