En 1926, se publicó por primera vez Tirano Banderas, una novela radical Valle-Inclán en forma y fondo. Con ella, el autor rompe con las formas narrativas tradicionales, implanta el «esperpento» en la novela y construye un retrato feroz del poder totalitario. Aunque ambientada en una república ficticia (se descubre el paisaje de México como trasfondo, país al que viajó Valle en distintas ocasiones), la novela no busca verosimilitud telúrica sino retratar la estructura psicológica del despotismo.
La figura del general Santos Banderas no es solo un personaje, sino una síntesis del caudillo iberoamericano, desde Rosas hasta Trujillo, pasando por Porfirio Díaz. Con su prosa riquísima, su léxico mestizo, su mirada deformante y su crítica brutal, Valle-Inclán abre un camino que recorrerán luego Asturias, Roa Bastos, García Márquez o Vargas Llosa, entre otros.
A cien años de su publicación, Tirano Banderas no ha perdido un ápice de vigencia: la manipulación del lenguaje, el uso del terror como herramienta política, el culto al líder, la violencia institucionalizada... siguen presentes en muchas naciones a lo largo y ancho del planeta. Esta obra no solo es una pieza literaria de primer orden: es un mapa actual y simbólico del poder.
Ramón del Valle-Inclán fue un novelista, poeta y autor dramático español, además de cuentista, ensayista y periodista. Inicia estudios universitarios, pero no termina la carrera de Derecho, ya que muy pronto se decanta por la literatura. Tras pasar una temporada en Madrid, marcha a México donde escribe para la prensa y, sobre todo, conoce y asimila el Modernismo. Vuelve a Madrid y se incorpora a la vida cultural y bohemia de la ciudad como promotor del Modernismo. Provocativo y extravagante, su estilo literario evolucionó desde un exuberante modernismo y un maduro expresionismo hasta sus peculiares composiciones esperpénticas. De entre su obra destacan las cuatro Sonatas (de primavera, de estío, de otoño y de invierno), que suponen la culminación del modernismo español