Un niño que escucha poco, casi nunca o nunca, que no hace caso a las normas de la familia o que no presta atención en el colegio no tiene por qué ser forzosamente un niño con «mala voluntad». Existen razones para hacerse el sordo delante de sus profesores o padres. Es j muy importante conocerlas para superar la preocupación, I irritación o incluso exasperación que puede suscitar este comportamiento, para llegar a comprender a ese niño que parece no querer atender nunca.