ARENAS, REINALDO
Con el tiempo, si hemos vivido (si hemos sufrido), uno comprende que, más que dueños de una verdad absoluta, somos dueños o testigos de algunas experiencias, desde luego siniestras. Yo, por haber sido siempre un personaje insignificante, tengo como testigo una posición privilegiada. Campesino, obrero en una fábrica, becado del "gobierno revolucionario", joven comunista, estudiante universitario, escritor marginado, prófugo y presidiario. Y soy ahora una sombra casi feliz, porque puedo diluirme por estas calles del mundo, sabiendo que mi terror, mi furia, mi amor no son ya registrados minuciosamente, al menos por la policía del país por donde transite, que desde Cuba estaré siempre bajo vigilancia y amenaza... Grito, luego existo. Pues si, por encima de todo, alguna condición define al ser humano es su necesidad de libertad, la falta de ella conlleva todas las calamidades, no solo las intelectuales o espirituales, sino también el simple hecho de comer, fornicar o respirar. Pues un sistema totalitario, una tiranía, una dictadura, precisamente por ser una acción infamante, contamina, corrompe y reduce a todos
Reinaldo Arenas nació en Holguín
(Cuba), en 1943. Hijo de una familia de campesinos, se adhirió al principio a
la revolución castrista, pero su rebeldía contra todo dogmatismo no tardó en
convertirlo en un «peligro social». Tras unas penosas vicisitudes, que narró en
su memorable autobiografía Antes que anochezca (Andanzas 165 y Fábula
55), traducida a 16 lenguas, llevada al cine por Julian Schnabel y
protagonizada por Javier Bardem, Arenas escapó de Cuba y se instaló en Nueva
York, donde, enfermo de sida, se suicidó en 1990. Tusquets Editores ha
publicado su célebre «pentagonía», integrada por los títulos Celestino antes
del alba, El palacio de las blanquísimas mofetas, Otra vez el mar,
El color del verano y El asalto (Andanzas 395, 428, 463, 357 y
497), y las novelas El mundo alucinante (Andanzas 314 y Fábula 177) y El
portero (Andanzas 526 y Fábula 260). En el presente volumen, compuesto por
relatos fechados entre 1964 y 1982, la telúrica imaginación del escritor cubano
pone ante el lector un mundo de opresión, de sensualidad desbocada y recelos,
de soledad y traiciones, un mundo donde sólo el arte y la literatura parecen
aportar alguna luz.