Dorothy Parker escribió una vez que lo suyo era tomarse un Martini, dos como mucho. Después del tercero, ya estaba debajo de la mesa, y al cuarto... debajo de su anfitrión. Con esas premisas, y haciendo gala de un humor que arañaba los buenos hábitos de la burguesía de entonces, cabe entender que la misma Dorothy se convirtiese en personaje y que su obra se leyera a menudo como la alegre guarnición de una vida dedicada al chiste ingenioso. Pero el tiempo ha revelado que fue, además, una escritora de primer orden, capaz de resumir en pocas páginas la hipocresía de una sociedad que crecía a la sombra de un dinero recién estrenado y de unas costumbres que se caían de viejas. Así lo muestran las mujeres y los hombres que deambulan por sus cuentos, seres patéticos que lloran en habitaciones exquisitamente decoradas, o flirtean con un empeño digno de mejores causas. Basta con acercarnos un poco a esas parejas desesperadas y tiernas para darnos cuenta de que la prosa de Dorothy Parker no ha muerto. La posteridad ha obrado en favor de una autora que, al menos en lo due a la sensibilidad femenina se refiere, fue una autcntica visionaria.
Dorothy Parker (West End, 1893-Nova York, 1967), figura llegendària del panorama literari novaiorquès, poeta satírica, narradora audaç i crítica implacable, va gaudir d'una gran popularitat com a columnista del The New Yorker i va formar part, amb els escriptors més celebrats del moment, de l'Algonquin Round Table. L'elegància del seu estil, el cinisme sofisticat amb què caracteritza els personatges i la fina ironia que envolta els seus relats la converteixen en una de les escriptores més brillants del segle XX. Quaderns Crema ha publicat La solitud de les parelles (1995), Cor de crema (1995) i Narracions completes (2003).
