DR. ROCAVIVA
¿Qué tienen en común Ronaldinho y Moisés? ¿Michael Jackson y Saddam Hussein? ¿El Papa y la duquesa de Alba? ¿San José y Fidel Castro? ¿La reina de Inglaterra y Judas? ¿Satanás y Lady Di?... La respuesta es sencilla: ¡todos ellos son protagonistas de multitud de chistes! Es una de las consecuencias de ser famoso. Da igual que seas una aspirante a santa como la Madre Teresa de Calcuta o un chiflado exterminador de seres humanos como Adolf Hitler. Si eres famoso, tienes ya muchos puntos para que se rían de ti. Y si además eres político, entonces no tienes escapatoria: hagas lo que hagas, vas a ser crucificado a chistes. Ya sea por rabia, por envidia o por ejercitar los músculos faciales, sin duda es saludable desternillarse un rato a costa de famosillos, santos, santurrones, politicuchos, diosecillos y demás personajes. Pasados o presentes, terrenales o celestiales, ángeles o demonios..,, seguro que todos merecen una pequeña dosis de burla y escarnio. ¡Así en el cielo como en la tierra! Amén.