Si la naturaleza es un libro escrito en caracteres matemáticos, como afirmaron Pitágoras, Platón y Galileo, los números nos dan cuenta también del hombre. Siempre dinámicos, se mueven en ecuaciones regidas por signos que los arrastran de zonas de luz a zonas de sombra. expresan la relación del hombre con el entorno y con sus semejantes y, por ende: simetría o asimetría, cohesión, ligereza, gravedad o elevación. Partiendo de esta metáfora, Clara Janés se adentra por los recovecos de una matemática imaginal, entendiendo la vida como deseo que mueve hacia el otro, sobre el que nada puede, si bien comparte con él el espacio. En éste se desarrollan operaciones de proximidad o de separación cifradas por números oscuros. La conciencia detecta sus desplazamientos y mutaciones y busca auxilio en la memoria. En el ir y venir entre espacio y tiempo interiores se sitúan, pues, estos números que se oponen a la transparencia y al vuelo.
Clara Janés nace en Barcelona y ha escrito más de veinte libros de poesía, entre ellos Kampa, Vivir, Rosas de fuego, Arcángel de sombra y Los secretos del bosque. Entre su obra en prosa figuran las novelas Los caballos del sueño y El hombre de Adén, el libro de memorias Jardín y laberinto y los de ensayo Cirlot, el no mundo y la poesía imaginal y La palabra y el secreto. Es también una reconocida traductora, en especial de autores checos como Vladimír Holan o Jaroslav Seifert.