Un total de 87 relatos componen esta recopilación donde se han unido, aprovechando ciertas afinidades, las leyendas locales (44 en total) y los cuentos maravillosos o de encantamiento (43), clasificados en sus diferentes tipos y ciclos. Las primeras se presentan en dos núcleos temáticos: leyendas y noticias de tesoros, por un lado, y sucesos extraordinarios, lugares encantados y personajes fabulosos, por otro. Un libro donde podemos encontrar referencias a los gentiles (aquellos seres descomunales que tuvieron que huir de la zona vencidos por el intenso viento de Levante), a damas blancas, duendes, magos, encantados y guardianes de tesoros, que relacionan estos relatos tanto con el mundo árabe como con el centroeuropeo a modo de nexo que da sentido y cubre lagunas entre una y otra culturas. El capítulo dedicado a los cuentos, por su parte, ofrece versiones interesantísimas de los muy extendidos Blancaflor, Juan el Oso, el príncipe o la princesa encantados, las maravillas del mundo, el alma externada, Cristo y San Pedro en la Tierra o el encuentro con la personificación de la muerte en un intento popular por romper el fatalismo religioso. Algunas de estas versiones reaparecen de forma escrita después de más de un siglo, como El pobre cordelero, tema al que se le pierde la pista en castellano desde su publicación por Fernán Caballero en sus Cuentos y poesías populares andaluzas. Pero quizá lo que más destaca entre los textos es la forma en que determinados narradores afrontan el hecho comunicativo de la transmisión oral: despojándose de pudores y titubeos, algunos de ellos, como señala de Prada en el prólogo, hacen uso del diálogo con una destreza envidiable. otros huyen de las formas para centrarse en los hechos y los hay también que aprovechan la ocasión para desplegar sus aspiraciones literarias a pesar de ser la mayoría de ellos iletrados. Pero todos ellos reflejan en sus palabras un profundo respeto por estas narraciones que nos conectan con la esencia de la vida, con el mundo invisible, con los resortes más ocultos de nuestra conducta, en definitiva, con lo inexplicable.