Para muchos estos diarios son ya una novela, la novela de nuestro tiempo, porque sólo lo que está vivo merece ese nombre, y los personajes de estos libros entran y salen de ellos como lo hacen esas criaturas, libres e insatisfechas, que vagan por los parques públicos, sin oficio ni beneficio, y así, Sin oficio ni beneficio podríamos titular también esta novela en marcha.
Cada día que pasa son más numerosas las sombras que cruzan este Salón de pasos perdidos. Muchas de ellas resultan sombras tan convincentes que parecen vidas, y únicamente porque lo son, el autor se ha fijado en ellas, porque las sombras, se dice aquí, son el alma visible de las cosas.
Todos somos protagonistas de una novela, en la medida en que cada uno es dueño de una vida: ese es el principio de donde debieran partir todos los diarios. Y no hay diario de uno solo que no deba serlo de muchos más: ese es también el final a donde debieran conducirnos todas las novelas.
Sin embargo, vemos cómo a menudo buena parte de tales existencias acaba por perderse para siempre no sabemos muy bien por qué razón ni cómo ni dónde, y eso es causa de insania, de perplejidad y de atroces desalientos, puesto que todo lo que nace singular no debería conocer jamás la fosa común.
Este Salón de pasos perdidos busca desesperadamente redimir de un olvido seguro todos aquellos instantes irrepetibles en los que cristalizan a un tiempo con naturalidad y fortuna los trabajos y los días. Pero su autor lo ha repetido innúmeras veces: nada ni nadie cristaliza solo, y el escritor solitario es por definición un hombre solidario con la realidad y con la vida.
Andrés Trapiello nació en
Manzaneda de Torío (León) en 1953 y vive en Madrid desde 1975. Autor de cinco
novelas, entre ellas El buque fantasma
(1992, Premio Internacional de Novela Plaza y Janés) y Los amigos del crimen perfecto (Premio Nadal 2003), también es
conocido por sus diarios -una «novela en marcha» que cuenta ya con doce
volúmenes- y por ensayos como Clásicos de
traje gris (1990), Las armas y las
letras (1995) o La noche de los
Cuatro Caminos (2001). Como poeta ha publicado Las tradiciones (1991),
donde están agrupados sus primeros libros, Acaso
una verdad (Premio Nacional de la Crítica 1993) y en 2001 Rama desnuda. El conjunto de su obra le
valió en 2002 el Premio de las Letras de la Comunidad de Madrid.