NASSAR, RADUAN
Labor arcaica remite a una Arcadia feliz, su prisma previsible: la de la exuberancia y el descubrimiento del placer, la del rapto o danza de los sentidos. Pero hay otra labor, milenaria, la del sermón y la convención familiar, la de los surcos que trazan los bueyes que aran y a la vez estipulan los límites que refrenan la pasión. Una y otra labranza se complementan: la prohibición resulta acicate de los impulsos. En el amor de la familia reside el modelo del orden moral, pero al mismo tiempo la vía más directa hacia el incesto.