Cuando perdemos a un ser querido, el duelo suele iniciarse con una despedida clara. Pero ¿qué ocurre cuando esa despedida no es posible, cuando la muerte no se confirma o la persona permanece físicamente presente pero emocionalmente ausente? La pérdida ambigua ya sea por desaparición, enfermedad neurodegenerativa o separación traumática genera un duelo sin cierre y un dolor que no encuentra consuelo en los ritos tradicionales.
Es profesora de Ciencias Sociales de la Familia en la Universidad de Minnesota, fue presidente del National Council on Family Relations y ejerce como psicoterapeuta en su consulta privada.