ÁLEX DE LA IGLESIA
El cine de Álex de la Iglesia es furiosamente personal, partidario de una estética desmesurada y barroca, pero al mismo tiempo absolutamente coherente. Un cine a menudo formalmente deudor de la estética del cómic, que no oculta su enorme bagaje cultural. Un cine en el que horror y humor son dos caras de una misma moneda; en el que la crudeza evidente apenas esconde una ternura, que él mismo desprende personalmente; en el que lo fantástico no elude lo reflexivo; en el que el horror vacui se convierte en seña de identidad; que retrata perdedores y se rebela continuamente contra los tópicos y contra todo tipo de instituciones; que se mueve como pez en el agua en espacios cerrados y exteriores urbanos; en el que destaca como un espléndido director de actores. Un cineasta que se ha convertido en uno de los mejores y más internacionales directores del actual cine español.
Nacido en Bilbao en 1965, es dibujante de cómics desde los diez años y reconoce que sus padres espirituales son Alex Raymond, Stan Lee y Vázquez. Se licenció en Filosofía por la Universidad de Deusto, donde, según él, frecuentó el bar y el cineclub fundamentalmente. Tras varios trabajos en el mundo del espectáculo como director artístico, en 1991 dirigió el cortometraje Mirindas asesinas, que sirvió para que Pedro Almodóvar se animara a apadrinar su primer largometraje, Acción mutante (1993). Desde entonces ha rodado películas tan emblemáticas para el cine actual como El día de la bestia (1995), Perdita Durango (1997), Muertos de risa (1999), La comunidad (2000), 800 balas (2002), Crimen ferpecto (2004), Películas para no dormir: la habitación del niño (2006) y Los crímenes de Oxford (2008). También ha dirigido sketches para televisión y la serie Plutón BRB Nero (2008) para La 2. Payasos en la lavadora (1997) es su primera novela y la única publicada hasta la fecha.