Novela de fantasmas rotunda y perfecta. En el vuelo BarcelonaMadrid, el narrador, clásico usuario del puente aéreo, no logra sacudirse de encima la verborrea de su vecino de asiento, un tipo grandote, torpón y avasallador que no deja de hablarle. Aunque molesto, el narrador empieza a interesarse por el discurso del otro, un fotógrafo que ha acaba de perder a su mujer, modelo, quien le reprochaba que «sólo la veía» a través de la cámara pero que, en realidad, no sabía cómo era. El fotógrafo habla de los tiempos de la mujer ya muerta, de sus obsesiones y de misteriosas noches en vela hablando sola (según él) o con unos antiguos moradores (según ella) del piso donde viven, en el Madrid de los Austrias. «Novela de fantasmas», rotunda, perfecta, no exenta de un humor con tintes negros.
Enrique Murillo (Barcelona, 1944) ha ejercido los más variados oficios: cocinero, periodista cultural en Tele/Exprés y El País, entrevistador y articulista de ocasión en toda clase de publicaciones, director de la edición española de Playboy y atrevido traductor (Vladimir Nabokov, entre otros; Martin Amis también; e incluso Truman Capote y Henry James). Pero sobre todo ha encontrado refugio laboral en el mundo de la edición. A ratos libres acomete obras de ficción de naturaleza no menos variada: El secreto del arte (Anagrama, 1984); El centro del mundo (Anagrama, 1988); Qué nos pasa (Destino, 2003).