Desde sus orígenes, la Unión Europea ha incluido en sus políticas el respeto al multilingüismo como un requisito indispensable para la construcción de una Europa unida. Con este propósito, se determinó que todas las lenguas nacionales tuvieran los mismos derechos lingüísticos en el marco institucional comunitario. Sin embargo, el crecimiento sin precedentes experimentado en los últimos años por esta organización internacional ha hecho que este objetivo resulte cada vez más complicado de sostener en la práctica. El coste y la pérdida de eficacia que supone el mantenimiento de una comunicación multilingüe con veintitrés lenguas oficiales en la Unión Europea han abierto un debate sobre su pertinencia.
El presente ensayo explica el actual régimen lingüístico de la Unión y detalla los argumentos a favor y en contra de su reforma. Constata una brecha entre la defensa de iure del multilingüismo y una situación de facto en la que el inglés, el francés y, en menor medida, el alemán controlan las relaciones de trabajo dentro de las instituciones. Consciente de que la lengua cumple funciones identitarias y políticas que trascienden la mera comunicación, el autor da cuenta del difícil equilibrio institucional al que se ha llegado para integrar el respeto al multilingüismo y la protección de las lenguas regionales y minoritarias en la Unión, sin lastrar por ello su operatividad política e institucional.
DAVID FERNÁNDEZ VÍTORES (Madrid, 1971) es doctor en lengua española y literatura por la Universidad de Alcalá y profesor de interpretación de conferencias en la Universidad Complutense de Madrid. Es autor de otros dos libros -Legua y reconstrucción nacional en la CEI (Ediciones UAM, 2008) y Griego para viajar (El País Aguilar, 2007)- y de numerosos artículos académicos. Su dilatada experiencia profesional en el ámbito de la traducción y la interpretación le ha permitido conocer de primera mano los procesos comunicativos que tienen lugar en organizaciones multilingües como la Unión Europea y la ONU.