La educación de los hijos está condicionada, aunque no determinada,por nuestra propia infancia, por eso es tan importante revisar quétipo de autoestima tenemos antes de entrar en la maternidad, porquelas heridas emocionales, aunque no se borran, se pueden sanar o almenos podemos aprender a vivir con ellas para educar sin dañar y deforma emocionalmente competente.La adolescencia se inicia en la infancia, cuando tienes un bebé enbrazos, se desarrolla cuando atiendes una rabieta con amor y sedisfruta cuando pasan de los veinte, por eso conviene llegar a laadolescencia pasando por una infancia sana.Para educar no hay recetas mágicas ni manual de instrucciones, sinembargo, existen suficientes razones para creer que la ParentalidadPositiva, que es el estilo educativo con más respaldo científico queconocemos, nos permite educar de forma más consciente y respetuosa sin necesidad de recurrir a premios ni castigos, como fuimos educados lagran mayoría. Los temas que se van a tratar a lo largo del librotienen que ver con la parentalidad positiva, la gestión de lasrabietas, la diferencia entre castigos, consecuencias y l
Soy Pedagoga por la Universidad de Navarra (2009) con Postgrado en Educación Emocional y Bienestar en la Universidad de Barcelona (2016) y Máster en Inteligencia Emocional (2017). Soy coautora de los cuentos y del disco «Emociónate», y autora de los libros «Padres Formados, hijos educados» (2017 ), «Educar sin miedo. Por una educación consciente, emocional y respetuosa»(2018). Soy socia fundacional en la RIEEB (Red Internacional de Educación Emocional y Bienestar) e impulsora de la campaña de sensibilización «Educar sin miedo» por redes sociales para la cual se han creado cortometrajes.