Hacia el año 1000 de nuestra era, en la brillante corte de los emperadores del Japón, una mujer, Murasaki Shikibu, escribe una larga narración que será considerada como la primera novela de la Historia y una de las mejores de todos los tiempos. El Genji Monogatari, o Romance de Genji, narra las aventuras y los amores del incomparable príncipe Genji, hombre de una rara belleza fisica, extremadamente refinado y sensible, que sabe apreciar lo bello de la naturaleza, de las emocionés humanas y de las artes. Genji es la suma de los ideales de la sofisticada sociedad cortesana del Japón del período Heian, para la que la virtud suprema consistía en el conocimiento de la íntima belleza de las cosas. Junto a Genji, Murasaki, su favorita, encarna un ideal femenino en el que se funden la humanidad, la gracia y la finura. La novela de Murasaki Shikibu manifiesta esplendorosamente el enorme talento de esta escritora, dotada de una aguda capacidad de observación de la sociedad y de análisis de las complejas emociones humanas no en vano se la ha comparado a Proust . Su novela nos proporciona un vívido cuadro de la atmósfera social y cultural de la corte imperial de aquel exótico Japón de su tiempo, pero sobre todo constituye un relato de hondo calado humano y profunda riqueza psicológica, de valor universal. La presente edición viene completada con bellos grabados en madera que ilustraban la edición japonesa del Genji Monogatari de 1650, y diversas pinturas relativas a la novela.
A pesar de que en su tiempo fue reconocido su enorme talento, muy poco es lo que se conoce de la vida de la escritora. Tal vez haya nacido en el 975, tal vez haya muerto en el año 1014. Ni siquiera se sabe su auténtico nombre. Se sabe que era hija de un erudito aunque poeta sin talento, apasionado por la literatura, que enseñó a su hija la lengua china y sus clásicos, pero también le transmitió el amor por la literatura de sus antepasados. Dicen que su padre lamentaba que aquella niña tan inteligente no hubiese nacido varón para continuar el prestigio literario de la familia. Sin embargo, llevó a su joven hija con él a través de un largo viaje por el Imperio. Se sabe que a los veintinueve años Murasaki vivía en la Corte como dama de compañía de la inteligente emperatriz Akiko. Entre el año 1008 y el año 1010 compone su diario, tal vez simultáneamente a la composición de La novela de Genji.