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Estaciones breves es una historia de amor tan cotidiana como los personajes que la habitan. Carlos es un hombre que vive en compañía de su madre, trabaja en el laboratorio de un hospital realizando análisis y tiene la misma novia desde hace demasiados años. Hasta que un día todo ello queda trastocado. Su novia le anuncia el final de su relación ( lo nuestro ya no es amor. Es una costumbre ), y Carlos comete un error en el análisis de las muestras de una paciente del hospital. Cuando intenta corregirlo y entra en contacto con la paciente, se desencadena una imprevisible relación con ella, Merche, una joven cajera de supermercado de un barrio marginal cuya frágil existencia y espontaneidad sacude la anodina y ordenada rutina de Carlos. El espejismo de la quietud, de la permanencia, se resquebraja. A partir de entonces, Carlos tendrá que aprender a aceptar la precariedad en que se mueve la vida. Como tantas otras historias de amor, Estaciones breves oscila entre el azar y la necesidad, el azar de los encuentros y la necesidad del contacto humano. Roberto Burguet ha construido una reflexión sobre el amor y el tiempo, sobre la realidad y la apariencia de las barreras sociales. Sobre el valor de vivir el instante.
