A sus veintidós años, Fio Régale está sola en el mundo. Reside en un espacioso apartamento parisiense, adora el té sin azúcar y la nieve, pinta cuadros y se gana la vida chantajeando al azar a hombres poderosos y adinerados: basta con decirles «Sabemos lo que ha hecho» para que, de cada diez, pague uno. Sin duda lo lleva en los genes: su madre era atracadora de bancos y su padre un policía que, en lugar de detenerla, prefirió enamorarse de ella. Sin embargo, aunque Fio se quedó huérfana a los seis años, ha sabido salir adelante. De pronto, su vida sufre un vuelco inesperado: uno de sus extorsionados, el mecenas Ambrose Abercombrie, muere y, admirado por su talento natural, ha pedido en su testamento que cuiden como se merece la obra pictórica de Fio. Como aquella libélula a la que Fio, a los ocho años, vio alzar el vuelo bajo la lluvia, la joven se internará en el glamuroso mundo del arte tratando de conservar intactas su frescura y su levedad.
Martin Page nació en París en 1975 y a los diez años decidió que sería escritor. Estudiante de antropología, ha escrito ya varias obras de teatro, algún guión de cine y ocho novelas, tres de ellas ya publicadas: Cómo me convertí en un estúpido (traducida a veintitrés idiomas), Une parfaite journée parfaite (2002) y La libélula de los ocho años. Pese a su juventud, ha desempeñado los trabajos más dispares y ha viajado por numerosos países. En 1989 estuvo en un campo de las juventudes comunistas en la URSS, adonde volvió para estudiar la fauna local de Kaluga.