El templo del saber es un edificio varias veces milenario, tan viejo como la Historia, que se reconstruye cada día. Está formado por el pensamiento, la memoria y la imaginación de los hombres. Es una gran obra colectiva que partiendo de paredes de roca, tablillas de barro, códices, y papeles de toda tipo ha sido continuada por monasterios, universidades, sociedades científicas y toda clase de individuos atrevidos y tenaces, autores, eruditos, investigadores, bibliotecarios. Hasta ahora, ese templo ha logrado sobrevivir a la barbarie y al horror refugiado en nuestros archivos y bibliotecas. A partir de ahora, ese templo va a estar en el aire, sustentado en unos y ceros que, en cierto modo, no están en parte alguna mientras se incuba la mayor transformación de su historia: una revolución llevada en silencio, pero de largas consecuencias que transformarán nuestros hábitos de lectura y escritura, nuestra manera de saber.