¿A qué se debe la fascinación que Charles Citrine todavía siente por su difunto amigo Von Humboldt Fleisher, un extraordinario poeta, de obra escasa y notoriedad pública prácticamente inexistente? La única explicación tal vez se remita a que ®la cantidad de personas que se toman en serio el Arte y el Pensamiento en Estados Unidos es tan reducida que incluso aquellas que no llegaron a nada son inolvidables¯. ?se es un motivo de auténtico peso para Citrine, un escritor que vive de un antiguo éxito, y al que le cuesta congeniar a los Platón, Rudolf Steiner y Walt Whitman que pueblan su mente con los matones de poca monta, las sangrantes demandas de divorcio y las amantes demasiado jóvenes que complican su vida real. Charles Citrine intenta conjugar su permanente aspiración a una conciencia superior con los innumerables problemas prácticos que le provoca su inconfesada admiración por los hombres de acción, como el mafioso Rinaldo Cantabile, o Julius Citrine, su triunfador hermano, y deambula por el Chicago de los años setenta como un moderno peripatético, con la sensación de que sólo su añorado Humboldt podría sacarlo del marasmo en que se encuentra.
Saul Bellow nació en Canadá en 1915 pero se crió y se educó en Chicago. Sus dos primeras novelas le abrieron ya las puertas del prestigio, pero fue la tercera, "Las aventuras de Augie March" (1953), por la que obtuvo el National Book Award, la que lo situó en primera fila. Otras obras suyas son "Carpe Diem" (1956), "Henderson, el rey de la lluvia" (1959), "Herzog" (1964), "El legado de Humboldt" (1975, Premio Pulitzer), "La verdadera" (Alfaguara, 1998) y "Ravelstein" (Alfaguara, 2000). En 1976 recibió el Premio Nobel de Literatura.