Su Santidad presenta en este libro los pilares fundamentales del budismo Mahayana tal como los entiende la tradición tibetana.
Por una parte, despliega el camino budista hacia la iluminación explicando Los versos sobre los fundamentos del Camino Medio, de Nagarjuna (maestro indio del siglo II). Por otra, ilustra cómo poner en práctica la comprensión de estos elementos claves del camino budista explicando Los tres aspectos principales del camino, del maestro Jé Tsongkhapa (1357-1419).
En esta lúcida presentación, SS el Dalái Lama presenta el Camino Medio, «el camino de la persona inteligente».
Con el refrescante entusiasmo que le caracteriza, este maestro querido e inigualable conecta el budismo tibetano con sus raíces profundas (la tradición ancestral académica de la Universidad de Nalanda) y con las enseñanzas del influyente maestro indio Nagarjuna.
A medida que el Dalái Lama explora en profundidad el texto Versos sobre los fundamentos del Camino Medio de Nagarjuna ?un texto de importancia crucial para toda la tradición del budismo Mahayana?, va alumbrando los temas sutiles que pueden ser malinterpretados fácilmente, tales como la naturaleza de la identidad y la ausencia de identidad, la originación interdependiente y las diferentes funciones de la verdad relativa y la verdad absoluta.
Este libro también incluye una exploración detallada de Los tres aspectos principales del camino del maestro tibetano Tsongkhapa, dándole al lector la oportunidad de poner en práctica estos temas de la mayor importancia filosófica.
El Dalai Lama nació el 6 de julio de 1935 en una pequeña aldea del norte del Tíbet. Reconocido, cuando aún no había cumplido los tres años, como la reencarnación de sus trece predecesores, Tenzin Gyatso, el decimocuarto Dalai Lama, es a la vez jefe espiritual y jefe temporal del Tíbet. Cuando China invadió el Tibet, en 1959, el Dalai Lama tuvo que exiliarse a la vecina India. Tenzin Gyatso reside desde entonces en Dharamsala, en las estribaciones del Himalaya, desde donde dirige el gobierno en exilio y prosigue su enseñanza del budismo. En 1989, recibe el Premio Nobel de la Paz. Sólo aceptará retornar a su país -en el cual ya no asumiría cargo oficial alguno- cuando la felicidad de los tibetanos esté garantizada.
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