Cuando Caterina recibe la herencia de su padre, custodiada por un misterioso albacea, desconoce que va a adentrarse en las cloacas de la Iglesia. Ella, la hija ilegítima de Alessandro Carducci, el que fuera director del Banco Laurenciano, descubre con estupor creciente la trama de relaciones financieras y criminales entre la mafia, la masonería y el Vaticano. Oficialmente, su padre se suicidó en un puente sobre el Támesis. Extraoficialmente, fue asesinado. La investigación de Caterina pone en guardia a otros personajes que hasta la fecha habían permanecido en la sombra.