«Gracias a que existe un Allí abajo que nos acoge expectante y generoso a los de aquí arriba; y gracias a un miedo a volar que no me quiero curar, ahora que prolifera el low cost, he recorrido España en coche y en tren más veces que un senador con sus viajes de representación. He hecho de la gasolinera mi fonda; del molino de viento, mi gigante particular.Mi obsesión por la observación, hasta el punto de parecer indiscreto, me ha llevado a ser una especie de caja negra ambulante para este accidente geográfico y político que se llama España.»Desde la alegría y el humor, Óscar Terol nos propone un selfie de ese ser humano que habita en la península ibérica, menos Portugal. En este viaje, descubriremos el ADÑ, un juego verbal que sirve para ilustrar las cosas que nos unen, a pesar de que usemos los tópicos para empeñarnos en todo lo contrario. Desde el humor, sin pretender sentar cátedra ni manejar grandes convencimientos, pero con mucho conocimiento de campo, el libro hace un recorrido por el imaginario colectivo que nos convierte en seres afines. Desde la comida al paisaje, el sentido lúdico, las ganas de vivir o el apego a cosas tan etéreas como las tradiciones territoriales. Un retrato desprejuiciado de lo que somos, al hilo de cómo nos comportamos.
«De perdidos, al río». Por más que uno se empeñe en ocultarla, la verdad acaba por salir. Hemos intentado insinuarlo con otros títulos: Todos nacemos vascos, Ponga un vasco en su vida, siempre de una manera más sutil, sin mayor pretensión que hacer pasar un rato agradable al lector. Ahora el carácter se revela y nos empuja a la palestra. Algún día me veré obligado a esconderme detrás de un seudónimo, de momento sigo firmando como Óscar Terol. No quisieron dejarme solo en esta aventura Susana Terol, Isamay Briones e Iñaki Terol, pero no los culpen de nada malo, por favor, actuaron bajo la presión del cariño y del apellido.
Multimedia: Vídeo de Óscar Terol
Artículo: Óscar Terol, en Wikipedia