WILD, REBECA
Fruto de un innovador proyecto educativo, vivido en el seno de la familia y de la comunidad, esta obra explica a padres y maestros cómo crear un ambiente en el que los niños crezcan llenos de curiosidad y seguros de sí mismos y de su entorno. Al permitirles que experimenten el mundo y lo transformen de manera que tenga sentido para ellos, el adulto se compromete a un aprendizaje continuo y adaptado a las necesidades de los niños, para satisfacerlas en la medida de lo posible. En este sentido, la «escuela activa» es una propuesta: ni se orienta hacia modelos de educación antiautoritaria ni se inspira en las escuelas tradicionales basadas en la disciplina. En ella, la actividad de los niños es tan importante como la de los adultos. Por un lado, el adulto aprende a respetar las estructuras mentales y emocionales propias de cada uno de los estadios del desarrollo infantil. El niño, por su parte, experimenta el valor del respeto y aprende a respetarse a sí mismo y a los adultos. En lugar de imponer un plan educativo fijo y obligatorio para todos, la «escuela activa» valora el cuidado sistemático de procesos de aprendizaje capaces de renovarse. Los datos demuestran claramente que las ventajas de las formas pedagógicas alternativas se mantienen incluso años más tarde, durante los estudios superiores y en la vida familiar y profesional.
Rebeca Wild (1939-2015) estudió Filología Germánica, Pedagogía Musical y Pedagogía de Montessori en Múnich, Nueva York y Puerto Rico. Desde 1961 vivió en Ecuador, donde en 1977 fundó, junto a su marido, el Centro Educativo Pestalozzi, también conocido como «Pesta», un centro compuesto de jardín de infancia, escuela y educación permanente, que se vio ampliado por un tipo particular de economía alternativa. Rebeca y Mauricio Wild viajaron regularmente por Europa, impartiendo conferencias y seminarios acerca de su novedoso concepto pedagógico.