José Bergamín (Madrid, 1895-San Sebastián, 1983) es uno de los valores más destacados de la promoción de intelectuales identificados con la II República. Durante largos años vive y dignifica con su palabra lo que llama, con su gracia habitual, los inmensos «campos de dispersión» de la España peregrina. Escritor inclasificable, de sorprendentes «ideas liebres., y estilo personalísimo, cultiva una gran variedad de géneros y en todos ellos deja la huella inconfundible de su personalidad. Desde su soledad e independencia, dentro y fuera de España, desarrolla una visión singular de la cultura española en sus diversas manifestaciones.
Entre sus libros más importantes cabe mencionar La cabeza a pájaros (aforismos), Mangas y capirotes (ensayo), La sangre de Antígona (teatro) y La claridad desierta (poesía).
Las cartas recogidas en este volumen, redactadas entre 1957 y 1969, constituyen no sólo un testimonio excepcional de su amistad con María Zambrano, con quien comparte una prolongada etapa de su exilio, sino también de su apasionada relación con España, evocada aquí, durante unos años especialmente significativos para el escritor, con una intensa mezcla de «dolor y claridad».
José Bergamín (Madrid, 1895-San Sebastián, 1983). Poeta, dramaturgo y prosista de la Generación del 27, es una de las personalidades más sugestivas de lo que ha dado en llamarse la Edad de Plata de la literatura española. Bergamín aporta a la cultura de nuestra lengua su polifacética y multiforme actividad creadora, caso único, quizá, en nuestra literatura, con una vasta creación literaria. Además, hay que añadir la fundación y dirección de revistas, como Cruz y Raya y España Peregrina y su labor al frente de la editorial Séneca. Su obra se enriqueció durante los largos años de exilio; período durante el que escribió diversas obras de teatro y, así mismo, destacó como articulista en periódicos y revistas como Taller, Hoy, El Hijo Pródigo, España Peregrina de México y, sobre todo, El Nacional de Caracas. En 1958, se le permitió regresar a España, aunque, cinco años después, fue de nuevo expulsado, volviendo definitivamente a Madrid en 1970. Aquí escribió y publicó la mayor parte de su obra poética y continuó con sus artículos periodísticos en Sábado Gráfico, sobre todo. Murió en San Sebastián, en 1983, cansado de ser español.