Penetrante y reflexiva, adelantada a su época y apegada a su tiempo, vanguardista y convertida ya en clásico imprescindible, la obra de Francisco Ayala, cuyo centenario se celebra en el año 2006, ha dejado una huella indeleble en la literatura española contemporánea. Todas esas virtudes se encuentran en esta selección de su obra narrativa, al cuidado de Carolyn Richmond, que incluye relatos de extensión, tono`y estilo muy diversos: textos publicados desde los años veinte hasta los noventa, entre los que se cuentan pequeñas joyas como «Diálogo de los muertos», «El hechizado» o «La cabeza del cordero». Escritos con una prosa estilizada de cervantina se la ha calificado, surcados de inteligencia y lucidez, pero también de humor, todos ellos transpiran un compromiso moral y público sin aspavientos. Poliforme, proteica e inconfundible, la obra recogida en esta antología es tanto un homenaje como una carta de presentación ante nuevos lectores de un creador de inaudito talento que reserva exquisitas sorpresas literarias y que da cuenta de un siglo entero.
Francisco Ayala nació en
Granada en 1906. Estudió derecho y filosofía y letras en Madrid. En 1936,
mientras realiza una gira de conferencias por Sudamérica, estalla la guerra
civil y regresa a España. En 1939, tras la derrota republicana, inicia un largo
exilio en un periplo vital que le llevará a ejercer la docencia en Buenos
Aires, Río de Janeiro o Puerto Rico. En 1956 se instala en Nueva York y es
profesor de literatura española e hispanoamericana en prestigiosas
universidades. En 1960 vuelve por primera vez a España, donde fija su
residencia en 1976 y participa activamente en la vida intelectual del país. A
lo largo de su intensa y dilatada vida, Ayala, doctor honoris causa por varias universidades y académico desde 1984, ha
ido creando una prolífica obra narrativa y ensayística que ha recibido el
reconocimiento público con numerosos galardones, entre ellos el de la Crítica (1972), el Nacional de
Narrativa (1983), el de las Letras Españolas (1988), el
Cervantes (1991) o
el Príncipe de Asturias (1998).