Un punk de dieciocho años que pinta rostros deformados y se pregunta qué es el amor. un adolescente paranoico que se cree una estrella de rock y sufre manía persecutoria. un estudiante de cine, fascinado por las películas de terror de serie B, que quiere rodar un porno duro como trabajo de fin de curso. un cuarentón francés que practica la coprofagia y sueña con descuartizar a muchachos adolescentes, cosa que lleva a cabo su mejor amigo, con ayuda de una taladradora... Y, en el centro cuerpo deseado, poseído, agredido, mutilado, el pasivo George Miles, que vive rodeado de sus fetiches de Disneylandia y se pasa el día entero colocado con ácido, dejándose arrastrar por la marea de los deseos y pasiones de quienes lo rodean. Con una prosa incisiva, un ritmo trepidante, un tono brutal y algunas pinceladas de un humor salvaje, Dennis Cooper agita un cóctel auténticamente explosivo, mezclado con la ayuda de los más variopintos ingredientes: el cine de terror de serie B, la pornografía en sus diversas variantes y subgéneros, las comedias de adolescentes, el rock y la estética punk. Una novela brillante y provocadora, que plasma sin velos ni tapujos un mundo en el que el sexo y la violencia se expresan de manera visceral y cotidiana.
Dennis Cooper, uno de los escritores norteamericanos más transgresores de las últimas décadas, ha sido comparado con Sade, Bataille y Genet. Además de varios libros de poesía y un volumen de cuentos, es autor de tres novelas, Contacto, Cacheo y Tentativa, publicadas en la colección Panorama de Narrativas. Cooper, un autor necesariamente polémico, ha cosechado encendidos elogios en su país: «Extraordinario. Uno de los pocos nuevos escritores norteamericanos dueño de una voz absolutamente personal» (Edmund White); «Un escritor de casta» (William Burroughs).También en España ha merecido intrépidas reseñas: «Cooper ha escrito una fenomenología del deseo cuando atraviesa los límites de lo soportable moralmente. Sade lo intentó hace siglos y le salió bien. Cooper repite experiencia y sale muy bien librado» (J. Ernesto Ayala-Dip, El Correo); «Se adentra con autenticidad, valentía y talento en las zonas más oscuras del hombre contemporáneo» (Juan Marín, El País); «Una inteligente digresión sobre la valiosa perversión del deseo. Absolutamente fascinante» (Sergi Sánchez, Avui); «Ha aprendido a tensar su escritura hasta conseguir que cada nota suene con la ferocidad de una motosierra» (Benjamín Prado, Diario 16).Foto © Sheree Rose