A los ojos de miles de españoles, Cuba, nuestra última colonia, sigue envuelta en un aire mítico. La Habana evoca en la imaginación colectiva playas paradisíacas, calles coloniales, el embrujo del Malecón, el calor de la gente, el ron exquisito, la alegría del son... Pero entre bambalinas, la cara amable de esa Cuba se desvanece dejando paso a otra realidad más siniestra. Cuba ocupa un lugar privilegiado en el mapa de las rutas de narcotráfico y pocos saben que la mayor parte de la cocaína procedente de Colombia hace escala en la isla antes de partir hacia Europa y Estados Unidos. Estas operaciones difícilmente se podrían hacer sin el beneplácito de Fidel Castro, un hombre obsesionado con la seguridad y la vigilancia. Santiago Botello, entonces responsable del equipo de investigación de Atlas Telecinco, y Mauricio Angulo, experto en este tipo de desafíos, se infiltraron en las mafias del narcotráfico con cámara oculta para demostrar la presunta implicación del régimen castrista en las redes de narcotráfico internacionales. El resultado es una narración trepidante entre la aventura y la fatalidad, con pruebas inéditas que demuestran que la ruta CubaEuropa sigue abierta.
