Hermógenes, un comerciante romano de Alejandría, se dirige a Roma para cobrar una deuda. El deudor, un rico cónsul romano, se niega a pagar y, además, intenta asesinarle. Pero el alejandrino no ceja en su empeño y recorre las calles de Roma, donde conoce a toda clase de gentes y sufre todo tipo de dificultades. Hermógenes es uno más de los muchos ciudadanos romanos de la periferia a los que el Imperio discrimina.