«La moralidad, o su ausencia, es el tema que define a esta novela. ? Una obra inquietante.» Rachel Cusk
«Françoise Sagan es el F. Scott Fitzgerald francés.» The Guardian
«Nunca el pecado había sido tan elegante y en unos escenarios tan sofisticados.» Lourdes Ventura, El Cultural
«Françoise Sagan sigue siendo la autora de Buenos días, tristeza, la joven pizpireta de cabello corto que dio su salto al mundo de las letras con una obra rompedora, todo un impacto para una generación de lectores.» Víctor Fernández, La Razón
En una hermosa mansión en la Costa Azul, Cécile, una joven de diecisiete años, y su padre, Raymond, viudo y cuarentón, pero alegre, frívolo y seductor, amante de las relaciones amorosas breves y sin consecuencias, viven entregados a una vida fácil y placentera. Se bastan a sí mismos, inmersos en una relación basada en la complicidad y el respeto mutuo. El padre, Raymond, ha invitado a su actual novia, Elsa, y los días transcurren sin sobresaltos. Sin embargo, la visita inesperada de Anne, una mujer inteligente, culta y serena, viene a perturbar aquel delicioso desorden. A la sombra del pinar que rodea la casa y filtra el sol abrasador del verano, un juego cruel se prepara. ¿Cómo alejar la amenaza que se cierne sobre la extraña pero armónica relación de Cécile con su padre?
Françoise Sagan nació en 1935 en Carjac, Francia, en el seno de una familia acomodada. Desde que, con Buenos días, tristeza, su primera novela y punto de referencia siempre renovado de varias generaciones, obtuvo a sus diecinueve años un éxito sin precedentes de crítica y de público, ha gozado de una fama que le permite hoy decir que «el éxito temprano es bueno porque te evita hacer todo lo que hay que hacer para tener éxito». Buenos días, tristeza se publicó en el verano de 1954, cuando nadie podía imaginar que aquel «adorable pequeño monstruo», cuya voz seca y ágil iba a producir un gran revuelo, se convertiría muy pronto en todo un mito. Desde entonces ha escrito muchos libros novelas, obras de teatro, biografías, memorias y textos varios y ha llevado una intensa vida bohemia, a veces envuelta en algún escándalo, que ha contribuido a enriquecer su leyenda. Pocas novelas como Buenos días, tristeza han tratado mejor los conflictos entre el culto al placer y el remordimiento, conflictos que, hoy como ayer, siguen produciéndose, aunque tal vez bajo formas distintas, con la misma intensidad.