AGUDO VILLANUEVA, MARIO
Procedente del mundo grecorromano, bizantino y persa, el bestiario fantástico se apodera del mundo cristiano románico no sin resistencias y críticas. No obstante, cuando se sacraliza esta estética pagana convirtiendo a los animales -tanto reales como imaginarios- en portadores de virtudes o perversiones, empiezan a plagar capiteles, canecillos, metopas, tímpanos, arquivoltas, muros, pilas bautismales, objetos litúrgicos y una incontable serie de soportes que, lejos de la mera función ornamental, aportan un significado simbólico cuyo sentido trata de desentrañarse en este libro. El bestiario fantástico es uno de los motivos escultóricos que más interés genera, y el que mayor efecto de intimidación provoca en el hombre medieval. Estas peculiares e imaginativas bestias nacían por combinación de partes de animales diferentes, creando estampas, en ocasiones, atroces. Los animales podían ser representados solos, en lucha entre sí o con hombres indefensos, siempre con el objetivo de conmover y motivar al creyente en su esfuerzo por evitar las tentaciones y renegar del pecado. Aunque cualquier símbolo tiene duali
Licenciado en periodismo por la Universidad Complutense y máster en Administración y Dirección de Empresas por la EAE y la Universidad de Deusto. Ha desempeñado diferentes cargos de dirección en Acceso, agencia de análisis y seguimiento de medios de información; ha sido jefe de redacción en el periódico local \"Tetuán 30 días\"; jefe de prensa de la Asociación Amigos del Románico; director de la revista ROMÁNICO y creador en 2008 de la web www.mediterraneoantiguo.com y sus perfiles de redes sociales. Ha sido colaborador de espacios de radio relacionados con el arte, la historia y la arqueología.