Soy sevillano, nacido en 1969, lo cual matizará suavemente mi descripción de esta novela como "imprescindible". Pero es que la novela es, en cualquier caso, altamente recomendable para cualquiera que haya sido joven, al menos una vez en su vida, que hay quienes se saltaron ese glorioso proceso. Al leerlo, he sentido una identificación insólita con el personaje principal, Camus, alter ego del propio Francisco Gallardo. Siguiendo sus pasos en su periplo Sevilla-Amsterdam, he sentido que andaba de nuevo sobre mis propias huellas, alcanzando una emoción mágica y nueva, una poderosa catarsis que tiene algo de deja vù y en la que resuenan las complejas evoluciones del rock setentero. En toda mi vida de lector, y algo he leído, no había disfrutado jamás del privilegio de sentirme "contado" por otro. Amo la música de Triana, amo a Cortázar, amo la noche de Sevilla, amo las mujeres que se desgranan en estas páginas que son a la vez las calles de papel de esta ciudad mítica, amo (aunque ya no aspiro a alcanzarlas, jaja) las espirales del humo mentiroso que poblaron mi juventud y la de otros miles de jovenes sevillanos. Y a partir de ahora amaré también este libro hermoso. Nunca olvidaré a El Canijo, al Melenas, la Maca, el marqués y tantos otros. Pero sobre todo guardaré en mi memoria para siempre el recuerdo de la Lola y de Camus Este libro magnífico, con ciertos ecos de Rayuela, establece una serie de referencias literarias y topológicas que son señas de identidad de una generación: La Moneda, el 23, la calle Betis, el barrio de Triana, El Patio, los Jardines de Murillo, la Glorieta de los Lotos... lugares comunes que remueven los recuerdos de una forma eficaz, extrayendo en un exquisito ejercicio alquímico lo mejor de nuestra memoria y de nuestra esencia. Recomiendo la lectura de este libro, encarecidamente, a cualquier lector ávido de reencontrarse con su juventud y de asistir a la belleza de una historia de amor que corre en paralelo y casi a contrareloj, salpicada con cientos de anécdotas y una compleja galería de personajes, con magníficos retratos psicológicos y un hondo calado de la naturaleza de la verdadera amistad, (a menudo presentada como un arma arrojadiza de increíble puntería). Felicito efusivamente al autor, y que conste desde ya que no me debe una cervecita, jeje, pues hago esta crítica con lo mismo que ha escrito él su libro, con el corazón. Enhorabuena, campeón.
(1)
Soy sevillano, nacido en 1969, lo cual matizará suavemente mi descripción de esta novela como "imprescindible". Pero es que la novela es, en cualquier caso, altamente recomendable para cualquiera que haya sido joven, al menos una vez en su vida, que hay quienes se saltaron ese glorioso proceso. Al leerlo, he sentido una identificación insólita con el personaje principal, Camus, alter ego del propio Francisco Gallardo. Siguiendo sus pasos en su periplo Sevilla-Amsterdam, he sentido que andaba de nuevo sobre mis propias huellas, alcanzando una emoción mágica y nueva, una poderosa catarsis que tiene algo de deja vù y en la que resuenan las complejas evoluciones del rock setentero. En toda mi vida de lector, y algo he leído, no había disfrutado jamás del privilegio de sentirme "contado" por otro. Amo la música de Triana, amo a Cortázar, amo la noche de Sevilla, amo las mujeres que se desgranan en estas páginas que son a la vez las calles de papel de esta ciudad mítica, amo (aunque ya no aspiro a alcanzarlas, jaja) las espirales del humo mentiroso que poblaron mi juventud y la de otros miles de jovenes sevillanos. Y a partir de ahora amaré también este libro hermoso. Nunca olvidaré a El Canijo, al Melenas, la Maca, el marqués y tantos otros. Pero sobre todo guardaré en mi memoria para siempre el recuerdo de la Lola y de Camus Este libro magnífico, con ciertos ecos de Rayuela, establece una serie de referencias literarias y topológicas que son señas de identidad de una generación: La Moneda, el 23, la calle Betis, el barrio de Triana, El Patio, los Jardines de Murillo, la Glorieta de los Lotos... lugares comunes que remueven los recuerdos de una forma eficaz, extrayendo en un exquisito ejercicio alquímico lo mejor de nuestra memoria y de nuestra esencia. Recomiendo la lectura de este libro, encarecidamente, a cualquier lector ávido de reencontrarse con su juventud y de asistir a la belleza de una historia de amor que corre en paralelo y casi a contrareloj, salpicada con cientos de anécdotas y una compleja galería de personajes, con magníficos retratos psicológicos y un hondo calado de la naturaleza de la verdadera amistad, (a menudo presentada como un arma arrojadiza de increíble puntería). Felicito efusivamente al autor, y que conste desde ya que no me debe una cervecita, jeje, pues hago esta crítica con lo mismo que ha escrito él su libro, con el corazón. Enhorabuena, campeón.