Pocas veces se ha contado cómo es de verdad nuestro mundo de la edición, cómo funciona su trastienda, qué pasa en los comités editoriales y en los consejos de administración, qué ocurre con los derechos de autor, con los premios llamados literarios
A través del relato personal de cierto Personaje secundario (un tal Enrique Murillo, traductor, editor, periodista cultural
), en estas páginas se recorre medio siglo de edición, libros y lecturas, y se cuentan los extraños placeres y las horribles miserias de un sector muchas veces tan sobrevalorado como desconocido.
Enrique Murillo ha estado en muchas partes. Colaboró durante casi diez años en Anagrama; fue director editorial y alto ejecutivo en grandes grupos como Bertelsmann, Planeta y Santillana; creó una diminuta editorial llamada Los libros del lince. También participó en la fundación de un suplemento que él llamó Babel y alguien rebautizó como Babelia. Y gracias a sus informes de lector y traducciones, hemos conocido a Martin Amis, Vladimir Nabokov, Salman Rushdie
Y a Pombo, Pisón, Loriga, Perezagua, Lijtmaer y Reguera
Este libro, no exento de socarronería al mismo tiempo que de tristeza, desmonta muchos mitos. Porque junto a la pasión por la lectura y por la literatura, también se habla del negocio del que forma parte la edición, al igual que del maltrato que reciben a veces los autores, traductores, correctores
que son los pies de barro en este sector. Jorge Herralde y Javier Marías; Carmen Balcells y sus confidencias; Arturo Pérez-Reverte y su intento de fichaje por la competencia; Terenci Moix sin peluquín; Oriana Fallaci y su caviar; Salman Rushdie y su primer paseo en libertad
son algunos de los protagonistas de esta historia.
«Enrique Murillo, el lince de los libros», Lucía Lijtmaer
Enrique Murillo (Barcelona, 1944) ha ejercido los más variados oficios: cocinero, periodista cultural en Tele/Exprés y El País, entrevistador y articulista de ocasión en toda clase de publicaciones, director de la edición española de Playboy y atrevido traductor (Vladimir Nabokov, entre otros; Martin Amis también; e incluso Truman Capote y Henry James). Pero sobre todo ha encontrado refugio laboral en el mundo de la edición. A ratos libres acomete obras de ficción de naturaleza no menos variada: El secreto del arte (Anagrama, 1984); El centro del mundo (Anagrama, 1988); Qué nos pasa (Destino, 2003).