Una noche de noviembre, un hombre mayor, «casi en la edad de los desguaces», se apea en una estación a tomar un café y llenar una botella de agua y, sin saber cómo, pierde el tren. Como, además no ha tenido la preocupación de bajar con chaqueta, se queda sin dinero ni identificación: el tren se ha llevado su equipaje y su destino. Éste es el relato, entre kafkiano y becketiano, de su estancia obligatoria en una ciudad desconocida, donde conocerá una galería de vidas minúsculas y personajes extravagantes. Inmerso en lo que se le antoja una pesadilla, arruinado y decadente, el protagonista pasa a ser conocido como «el interventor», mientras intenta abrirse camino en una realidad que en absoluto comprende y que, en su infortunio, fatalmente le devolverá una imagen de sí mismo cada vez más degradada.
Gonzalo Hidalgo Bayal nació en
Higuera de Albalat (Cáceres) en 1950. Es licenciado
en filología románica y en ciencias de la imagen por la Universidad Complutense
de Madrid. En la actualidad enseña literatura en un instituto de Plasencia.
Autor de dos ensayos literarios, Camino de Jotán
(1994) y Equidistancias (1997), Hidalgo Bayal se ha ido imponiendo como
un narrador singular y dotadísimo con obras como Mísera fue, señora, la
osadía (1988), El cerco oblicuo (1993) y Amad a la dama
(2002), y como una deslumbrante revelación con las dos novelas que Tusquets Editores ha
rescatado para su catálogo y que pronto se han convertido en obras de culto: Paradoja
del interventor (Andanzas 599), finalista del Premio Llibreter
2006, y Campo de amapolas blancas (Andanzas 660), saludada como «el
descubrimiento literario del año». (A.S. Harguindey, El
País). Con El espíritu áspero, Gonzalo Hidalgo Bayal
nos entrega ahora su novela más ambiciosa, un verdadero festín literario, donde
se alternan episodios joviales con consideraciones literarias o funden
ejercicios de estilo con vidas y personajes entrañables.