KUPRIN, ALEXANDR I.
El joven Iván es un simple administrativo del Juzgado de Menores Huérfanos; no fuma, no bebe, no juega y no es mujeriego. Su único sueño es que lo asciendan en el trabajo. Un día se le presenta un tal Tófel, «agente de negocios», para comunicarle que ha heredado de un tío suyo una mansión y unas tierras en una lejana provincia. Al visitar la inesperada heredad, encuentra en su biblioteca un peculiar libro satánico que intenta descifrar. A partir de ese día se encuentra dotado del increíble poder de que se cumplan todos sus deseos? La estrella de Salomón (1917) es una hermosa fábula de magia, amor y nostalgia, una vuelta humorística al género fáustico, escrita con gran inteligencia y un insólito sentido de la bondad.
Aleksandr I. Kuprín. Nació en Narovchat en 1870, hijo de un modesto funcionario al que apenas pudo conocer; su madre, de una familia aristocrática venida a menos, decidió trasladarse a Moscú, pero las dificultades económicas la obligaron a dejarle en un orfanato a la edad de seis años, y ahí vivió hasta los diez. Prosiguió su formación en escuelas y academias militares. Con veinte años se inició en la carrera castrense, donde alcanzó el grado de subteniente. Al abandonar la carrera militar fue impresor, agrimensor, boxeador, luchador de circo, maestro, agente de publicidad, vendedor, organillero, administrador de fincas, pescador, oficinista, periodista, cazador, obrero de fábrica Conoció a Bunin, Chéjov y Gorki y en 1901 se instaló en San Petersburgo con un puesto en la publicación Revista para Todos. Escribió todo tipo de obras, entre ellas algunas de género fantástico como El brindis (1906), El sol líquido (1913) o La estrella de Salomón (1917). Disconforme con la revolución bolchevique, emigró a Estonia y Finlandia y finalmente recaló en París. Participó en la Primera Guerra Mundial, pero su salud le obligaría a retirarse del frente. Regresó en 1937 a Rusia, donde moriría al año siguiente, en Leningrado.