HUDSON, WILLIAM H.
Hay muchas razones para concluir que la prosa de William H. Hudson seduce con la fuerza de los grandes maestros. La cincela una nostalgia por la vida salvaje y libre en las Pampas de su juventud; pero también una exquisita utilización del lenguaje que compone un idilio literario con los sucesos de la naturaleza. A ello dedicó su obra literaria y sus escritos como naturalista y ornitólogo, convencido siempre de que no hay mayor desatino que el de volver la espalda a la sabiduría de sus ciclos, sus misterios y su mística. En 1871 Hudson se dispone a viajar por la Patagonia para observar sus aves, pero un accidente le retiene en la provincia de Río Negro donde permanece varios meses. Su viaje se convierte en una excusa para reflexionar sobre la experiencia de la contemplación como vía para explorar las regiones sensibles del alma. Conocido como el Thoreau argentino y como el Príncipe de los Pájaros, levantó encendidos elogios entre los escritores de su generación, entre ellos Robert Cunningham Graham, Ford Madox Ford, Joseph Conrad o el grupo de Bloomsbury y también cosechó la estima de Jorge Luis Borges, César
Escritor y naturalista angloargentino, hijo de colonos norteamericanos instalados en el entonces partido de Quilmes, en la provincia de Buenos Aires. A los 32 años se establece en Inglaterra y comienza a escribir su larga obra como novelista, naturalista y memorialista. La obra de Hudson más apreciada la constituyen los relatos inspirados en su etapa americana: Allá lejos y tiempo atrás (1918) y sus novelas La Tierra purpúrea (1885) y Mansiones verdes (1904). Como naturalista y ornitólogo dejó una copiosa bibliografía. De ella hemos publicado en esta editorial: Días de ocio en la Patagonia, y A pie por Inglaterra, fruto de sus caminatas por el país.