AULESTIA, KEPA / AULESTIA,KEPA
La reflexión de Kepa Aulestia sobre los déficits de convivencia en una sociedad ?decente? y libre de humillaciones, en Euskadi.La convivencia es un rasgo de inteligencia de los seres humanos, es lo que nos hace humanos. En Euskadi, la convivencia se ha confrontado durante décadas con la intolerancia extrema del terrorismo; el final de ETA la ha convertido en una comunidad distinta. Pero la justificación del mal causado durante tantos años está todavía presente e impide que los vascos y las vascas compartan una misma memoria democrática. Incluso puede que tengan que convivir con ese déficit para siempre, dando carta de naturaleza a un olvido impuesto. Claro que no es ese el único reto que tiene ante sí la convivencia, pues más de dos millones de personas se concentran en un territorio limitado y en esa comunidad confluyen todas las tensiones y más de las que se dan en nuestro entorno: la complejidad de las sociedades actuales teniendo que dejar espacio a la diversidad identitaria; el arte de lo posible de la política sometido a la sublimación de los imposibles; el propio reto de convivir con, y en, la desigualdad; el envejecimiento de la población cuando la inteligencia artificial puede poner también en cuestión eso de ser vascos. Esta obra repasa los déficits que presenta la convivencia en Euskadi y los desafíos a los que se enfrenta sirviéndose, para ello, de una idea incorporada a las ciencias sociales por el filósofo israelí Avishai Margalit a finales del pasado siglo: la idea de ?decencia?, referida a una sociedad libre de humillaciones. La comunidad llamada Euskadi no lo está; no es una comunidad plenamente ?decente?, pero aspira a serlo.
Periodista y escritor vizcaíno nacido en Ondarroa en 1956. Militante de ETA, fue encarcelado en 1975 y amnistiado en 1977, tras la muerte del general Franco. Fue Secretario general de Euskadiko Ezkerra y diputado al Congreso por esta formación antes de su unión con el Partido Socialista de Euskadi. Firmante del Pacto de Ajuria Enea. Colaborador de El Diario Vasco y otras publicaciones periódicas. En 1998 publica HB: crónica de un delirio. El delirio, según Aulestia, es una enajenación colectiva que ha llevado a los votantes de HB a constituir un mundo aparte ("Una sociedad dentro de la sociedad") que estaría constreñido por un doble hermetismo. En primer lugar, el de la razón; porque todo se basa en una paradójica ceguera acerca de lo que ocurre a su alrededor, la izquierda abertzale "se autoidentifica con la verdadera Euskal Herria" y todo se explica, hasta los problemas más universales de sus componentes, por el fetiche del "conflicto". El "problema vasco", que es su universo, logra la ficción de creer que "un gran saco de problemas, todos ellos, caben en la reivindicación". El segundo trastorno cognitivo alude a la metodología de la acción. "Mensajes de autoengaño -escribe Aulestia tras relatar los que Radio Egin recibía de sus oyentes y emitía-, en los que el ánimo se ha convertido en la necesaria consigna de los que no saben salir del atolladero más que hacia delante". Mantener la acrítica esperanza en un final victorioso y extender la rebeldía implica verse a sí mismos como víctimas "de ahí los presos como el aspecto más sólido de sus propios argumentos"- y al país como una realidad que no ha cambiado un ápice desde la muerte de Franco. Por ejemplo, se reivindica la ikurriña "como si aún fuera un territorio por conquistar", y se defiende la lengua vasca, a pesar del esfuerzo institucional desarrollado por su desarrollo, como "una constante pugna entre los verdaderos partidarios del euskera y sus detractores y enemigos más conspicuos". Se crea de esta forma una férrea red de solidaridad entre quienes participan de ese mundo, y se concibe la acción en muy variados campos como una totalidad: "Atribuir a luchas diferentes una cierta especifidad -cita Aulestia a uno de los encuestados por él sociólogo francés Michel Wieviorka-, significa abrir la vía a un tratamiento separado que podría en una plazo determinado, inscribirse en un juego institucional que se juzga mortal". Como garantía, la discrepancia que adquiere un determinado tono sería siempre, con urgencia y contundencia, expulsada al exterior. Las demás se mantienen dentro "como si se tratara de válvulas de escape que permiten aliviar la presión con manifestaciones bien medidas". En marzo de 2005 presenta su libro Historia general del terrorismo en el que hace una revisión del fenómeno terrorista desde todas las vertientes que él conoce.