CREWS, HARRY / MORENO, ANTONIO JESÚS (Ilustración)
Duffy Deeter cree en el dolor. Nada como el sabor de tu propia sangre para estar a lo que hay que estar. Quienes viven preocupados por el futuro de sus hijos, por Dios o por el orden del universo, deberían salir a la calle y romperse un par de costillas, así se les pasaría la tontería. Un remedio bastante más barato que un psiquiatra y no tan humillante. Por eso, Duffy vive obsesionado con el fitness y los deportes de contacto y resistencia. Para él todo es récord y competición. El triunfo es aguantar. El budismo zen y los libros también ayudan, cualquier esfuerzo por entender el mundo, nombrar el abismo, batirse con él y evitar las gilipolleces. Pero, de un tiempo a esta parte, la vida se le ha empezado a descoser., pero que a diferencia de los caballeros que imitaba don Quijote, están protagonizados por antihéroes. Decenas o cientos de relatos que nos ayudan a recomponer su propia historia y a intuir su desolación ante un mundo en el que no encajan, al que solo pueden enfrentarse con la imaginación. Porque, como dice el protagonista de El peso de vivir en la tierra, «La vida es lo único infinito que tiene
Estuvo en la guerra de Corea. Durante su primer año en el ejército fue campeón de los pesos ligeros en su regimiento y le rompieron la nariz al menos 6 veces. Practicó karate durante 27 años. Su primer hijo murió ahogado. Entrenó halcones. Le gustaba la cetrería. Tenía un verso de E.E. Cummings tatuado en el brazo. Bebió mucho y se drogó lo suficiente. Hasta los 47 no tuvo su primera resaca. Admitía no ser una persona divertida. Él mismo se reía bastante poco. Todo su humor se encuentra en sus más de 20 libros. Murió en Florida, a los 76 años, por complicaciones de una neuropatía.