ENRIQUE, ANTONIO
El 18 de julio de 1936, día de la sublevación militar que provocó la guerra civil española, el oficial Díez Arellano se ve sorprendido en una zona rural adicta a la República. Acaba de repeler un ataque de insurgentes en su puesto de mando cuando recibe la orden de reintegrarse a su regimiento, en la capital de la provincia. La confusión es extrema, pues aún se ignora la procedencia y el alcance del golpe de Estado en aquellos primeros instantes. Díez Arellano acata la orden pero tarda en llegar muchos días a su lugar de destino, pues decide recoger y liberar en cada pueblo a los prisioneros de los cuarteles. A su llegada a la ciudad le aguarda la incomprensión de sus superiores, que dudan de su lealtad a causa de la demora, por lo cual se le arresta. La toma del Alcázar unos días más tarde da la vuelta a su situación y de pronto es agasajado y condecorado por los mismos que hace poco le miraban con desconfianza. Se le confían, entonces, labores de inteligencia militar en una misión de espionaje en el Madrid republicano, adonde llega, tras un accidentado viaje, en los decisivos días de noviembre de 1936. Al contacto con la miseria y la degradación, pero también la lealtad y el heroísmo, sus convicciones irán desplazándose hasta no saber por qué bando lucha ni a qué bandera pertenece. Una novela sobre nuestra guerra civil escrita con humanidad, sin odios ni bandos, que refleja a la perfección la confusión, el desconcierto y el dolor de aquella época terrible.
Antonio Enrique nace en Granada en 1953. Poeta, novelista y ensayista. Parte de su obra poética ha sido traducida al italiano, al inglés y al francés. Entre sus obras destacan: La ciudad de las cúpulas (1983); Los cuerpos gloriosos (1983); La armónica montaña (1986); Cuentos del río de la vida (1991) y Kalaát Horra(1991), reeditada con su título original Las praderas celestiales y La luz de la sangre (1997).