FEDERICO GARCÍA LORCA
La fusión de imágenes subrreales con la vena popular logra sus mejores momentos en Romancero gitano (1928). Los romances que lo integran nos ofrecen sendos cuadros de ese mundo mítico. El poeta se ocupa de una raza marginada y manifiesta sus simpatías hacia ella; toma partido frente a la represión intitucionalizada que representa la guardia civil. Pero también le interesan las posibilidades estéticas del tema, la exaltación de las pasiones y el halo de misterio que rodea a esos seres. Intenta fundir el romance narrativo y el lírico, a los que incorpora a veces una técnica dramática. Recrea y estiliza los elementos que le brinda la tradición y forja una obra de dimensiones cósmicas, cargada de símbolos, que trasciende el marco localista sin renunciar a la anécdota vital.
Federico García Lorca hijo de un rico propietario y de una maestra, vivió una infancia rural a la que sumó una completa formación. Se trasladó a Madrid, donde se alojó en la Residencia de Estudiantes y conoció a sus compañeros de generación y a muchas figuras del panorama artístico. En este ambiente conoce las Vanguardias, pero su personal sensibilidad sobrepasa las modas y triunfa definitivamente con su emblemático Romancero gitano. Tras vivir una enriquecedora temporada en Cuba y Nueva York (el impacto de esta ciudad da lugar a Poeta en Nueva York), vuelve a España. Durante la República, dirige la compañía La Barraca, grupo teatral universitario con el que llevó el teatro clásico por todos los rincones de España. En 1933 visita Buenos Aires, donde sus dramas obtienen gran éxito. De regreso, Lorca, que es ya poeta de éxito, manifiesta públicamente sus ideas de izquierdas