IBARGÜENGOITIA, JORGE
«Los sellos de su estilo: rapidez en el trazo de personajes y en el cambio de las escenas, ojos de piloto de guerra para captar detalles delatores, un sentido de la ironía capaz de traducir tragedias en peripecias de la comedia humana. Su personal percepción del periodismo hizo de él un renovador a contrapelo, o casi secreto. [...] La claridad de sus exposiciones y su imaginación alegre parecían matizar y aun ocultar la inaudita peculiaridad de sus temas. Las vacaciones de una sirvienta, la receta de un guiso, la enigmática existencia de un objeto o las molestias de un viaje adquirieron en sus páginas el rango de lo imprescindible que se volverá clásico. [...] Sólo una vez vi a Ibargüengoitia, hacia 1979. Yo hacía antesala en una editorial para presentar mi primer libro, cuando él subió la escalera, jadeando como un búfalo. Era un hombre corpulento, con corte de pelo de astronauta. No saludó a la secretaria. Sin reparar en mi presencia, abrió las puertas batientes, de cantina del far west, que llevaban al despacho del director de la editorial. Aquel hombre hosco, impaciente, de modales bruscos, era el mejor escritor irónico de México. Me pareció venturoso que pasara antes que yo, una señal de que debía seguirlo.»
Del Prólogo de JUAN VILLORO
Nació en la ciudad de Guanajuato, México, el 22 de enero de 1928 y murió en Madrid en un trágico accidente aéreo el 27 de noviembre de 1983. Su obra abarca novelas, cuentos, obras de teatro, artículos periodísticos y relatos infantiles. Fue becario del Centro Mexicano de Escritores, de las fundaciones Rockefeller, Fairfield y Guggenheim y obtuvo, entre otros, los siguientes reconocimientos: el Premio Casa de las Américas en 1964 por su primera novela, Los relámpagos de agosto, y el Premio Internacional de Novela México en 1975 por Estas ruinas que ves. Ha pasado a la historia como una de las voces más innovadoras de la narrativa hispánica contemporánea, como el escritor que liberó a la literatura mexicana del agobio de la solemnidad. Su obra es un corrosivo alegato en favor del humor sarcástico y la ironía.