,ESTES, NICK
La profecía siux hablaba de Zuzeca Sapa, la serpiente negra que seextendía por la tierra y ponía en peligro todo tipo de vida, empezando por el agua. De la cabeza, o de las muchas cabezas de la serpiente,brotaban la muerte y la destrucción. Zuzeca Sapa es el Dakota AccessPipe Line (DAPL), lo son todos los oleoductos que invaden y atraviesan los territorios indígenas. La profecía de la serpiente negra augurala catástrofe, pero también anuncia historias indígenas de unaresistencia y un resurgimiento históricos que llevaban generacionessin aparecer, si es que habían existido alguna vez. Si se quiereproteger a Unci Maka, la Abuela Tierra, los pueblos indígenas y noindígenas tendrán que unirse para doblegar las fuerzas que destruyenla tierra: el capitalismo y el colonialismo. Pero los profetas y lasprofecías no predicen el futuro; no son acontecimientos místicos niahistóricos. No son más que diagnósticos de la época en la que vivimos y visiones de lo que hay que hacer para liberarse. En el pasado, losjóvenes recibían el consejo de sus mayores, los ancianos. Pero enestos tiempos proféticos son los ancianos quienes
Es ciudadano de la tribu siux del Bajo Brule y profesor asistente en el Departa-mento de Estudios Americanos de la Universidad de Nuevo México. En 2014 fundó, junto con compañeros y compa-ñeras, The Red Nation, organización de resistencia indígena que aúna a distintas tribus.Ha centrado su trabajo de investigación en el análisis del colonialismo de asentamiento y en la construcción del relato de la historia de la resistencia indígena. Aborda el hilo histórico que conecta el incumplimiento de los tratados históricos por parte de EE. UU. con el imperialismo actual. Considera que no hay futuro para los pueblos originarios sin una política activa en defensa de la tierra, de las estructuras tribales horizontales y de la alianza con otros grupos oprimidos.Es miembro de la Oak Lake Writers Society, red de escritores indígenas comprometidos a defender y promover la soberanía, las culturas y las historias de Oceti Sakowin.