CALATAYUD PÉREZ, EMILIO / ENRIQUE RUIZ JURISTO (Ilustración)
El juez Emilio Calatayud se ha hecho famoso dentro y fuera de nuestras fronteras, por sus sentencias ejemplares y su sentido común a la hora de aplicar la justicia sobre los menores de edad. Este juez, conservador y revolucionario, inconformista y solidario, defiende que todo el mundo puede equivocarse, y más en el proceso de aprendizaje de la juventud, por eso sus decisiones siempre tratan de reeducar y sacar lo mejor de cada chaval. En este libro nos cuenta de viva voz cómo empezó su andadura, su opinión sobre la educación que los padres están dando actualmente a sus hijos incluye la transcripción de una conferencia que dio sobre este tema y que ha sido vista por más de un millón de internautas y los casos de su juzgado de Granada que más sorpresa han despertado en la sociedad: Condenado a dibujar un cómic, narrando su delito, a Enrique el ilustrador de estas páginas, el chico que conducía una moto sin seguro. Castigado a aprender a leer y escribir un joven analfabeto por robar material de construcción. Gamberros obligados a colaborar con una institución de asistencia a personas con discapacidad por mofarse de un minúsvalido.
Emilio Calatayud Pérez nació en Ciudad Real el 22 de diciembre de 1955; es el cuarto de ocho hermanos. En 1972 se trasladó a Madrid, donde estudió en ICADE. Tras un paso efímero por la abogacía y la empresa, accedió a la carrera judicial en 1980, y desde diciembre de 1988 se encarga del Juzgado de Menores de Granada.
Está casado con Azucena Ortega Rodríguez y son padres de dos hijos, Emilio y Alba.
Hombre casero, amigo de sus amigos, sus grandes aficiones son nadar, andar y montar en bicicleta; aunque lo que más le gusta es «aburrirse», o lo que es lo mismo, «no hacer nada y luego descansar».
Carlos Morán Martín nació hace cuarenta y dos años en Palomero (Cáceres) y se crio en el País Vasco, donde se licenció en Periodismo. Con la tinta del diploma aún fresca, viajó a Granada para hacer unas prácticas en el diario IDEAL y ya no se movió de allí.
Por razones obvias, sus ciudades preferidas son Cáceres, San Sebastián y Granada. Le gusta nadar en el mar y la música soul. Hubiera dado casi cualquier cosa por haber escrito una sola página de Fuegos con limón, de Fernando Aramburu, o de Los girasoles ciegos, de Alberto Méndez.