TEJERA PARRA, DAVID
En 1504 Miguel Ángel Buonarroti está a punto de concluir el David, que se convertirá en símbolo de la ciudadestado de Florencia. Pero en la soledad de su taller, otras figuras y otros mármoles se burlan de la fama y la pericia del artista, hasta el punto de que él mismo las dejará inacabadas. El misterio de estas esculturas permanecerá arrumbado cinco siglos, hasta que Nikos Saliakí, un joven escultor becado en Florencia, se tropiece con ellas.