LOPEZ PIÑERO, JOSE MARIA
El yin (lo negativo y frío) y el yang (lo positivo y cálido) como principios opuestos que se distribuyen por conductos especiales (jin), distintos de los vasos y los nervios en la primera medicina china, explicarían las enfermedades por las alteraciones de su flujo y distribución. Celso, un empírico ortodoxo del siglo I a.C., aporta información detallada sobre las técnicas para el tratamiento de fracturas, luxaciones, hernias o cataratas: «Un ayudante mantiene inmóvil la cabeza del paciente, que puede perder la visión para siempre con el menor movimiento. [...] A través de las primeras membranas, el cirujano introduce en línea recta, entre el ángulo externo y la pupila, una aguja acerada, no demasiado fina, en el centro de la catarata...». la primera disección de cadáveres humanos demostrada por parte de Mondino de Luzzi en el siglo XIV: «Abre primero el corazón por la parte derecha, comenzando por la punta, sin tocar la otra pared [...] y al instante encontrarás el ventrículo derecho y verás en él dos orificios...». Andrea Cesalpino, médico de cámara del papa Clemente VIII, admitió un solo principio vital, que situó en el corazón, y, en consecuencia, utilizó por vez primera el término «circulación de la sangre». la controversia con la vivisección. la manipulación de la información en cuestiones relativas al sida, al virus Ébola, el mal llamado «mal de las vacas locas» o la comida rápida son cuestiones que aborda este libro, escrito por uno de los principales investigadores españoles de la medicina y una de las mayores autoridades en la materia, José María López Piñero.