MARCUSE, HERBERT
Poco antes de su muerte, Marcuse decidió reflexionar, en una suerte de inequívoca despedida, sobre la dimensión estética. Su tesis la tesis de esta pequeña obra maestra es clara y contundente: el arte alienta la empresa de una nueva realidad para el hombre. Desde la constatación de que, en lugar de remitir al pasado, los símbolos pueden servir de modelo para las sociedades industrializadas, Marcuse procedió a reinterpretar las mitologías clásicas desde el presente: Prometeo se rebela contra los dioses y representa el dominio de la naturaleza, la instauración del Logos. Pandora niega el cosmos prometeico y se abre a la sexualidad, al placer, mereciendo por ello la maldición. Orfeo y Narciso significan la negación total, el encumbramiento de las pulsiones sojuzgadas, la aspiración a un nuevo principio de realidad centrado en Eros. La creación estética, por su parte, pasa a detentar el protagonismo en la oposición frente a la razón dominante, puesto que representa un orden distinto. Lo que hace del arte el «heraldo de una verdad universal» a través de su expresión de la universalidad del amor y el dolor de los hombres particulares. Una «totalidad armónica» que, como tal, nunca es alcanzada por el hombre, por mucho que exprese los más profundos de sus anhelos.
Herbert Marcuse, filósofo y sociólogo alemán, fue una de las principales figuras de la Escuela de Frankfurt. Ante el creciente acoso contra los judíos, abandonó Alemania en 1933, instalándose en Estados Unidos, donde obtuvo la ciudadanía en 1940. Ejerció como profesor en las universidades de Columbia, Harvard, Brendeis y California. Referente de la izquierda, él mismo se definía como marxista, socialista y hegeliano. Falleció en Starnberg en 1979. Entre sus libros podemos destacar: Razón y revolución , Eros y civilización, Tolerancia represiva , El final de la utopía, Cultura y sociedad.