CASSADY, NEAL
La carta que Neal Cassady le escribió a Jack Kerouac e inspiró el estilo de En el camino. El 17 de diciembre de 1950 Neal Cassady escribió a Jack Kerouac una carta que impresionó a este hasta el punto de modificar su estilo narrativo. Cassady le cuenta en ella la aventura que había tenido cinco años antes con una muchacha llamada Joan Anderson, y entre bromas y veras salpica el relato con multitud de anécdotas, opiniones, descripciones y juegos verbales. Kerouac se fijó sobre todo en la desenvoltura y frescura con que su amigo contaba las cosas, en su mezcla de golfería y sensibilidad literaria, en la facilidad con que improvisaba e introducía digresiones y, en definitiva, en la libertad narrativa que reflejaba. Un año antes Kerouac y él habían recorrido el país y vivido una serie de experiencias que el primero se disponía a contar con el puntillismo naturalista que había aprendido de Thomas Wolfe y plasmado en su primera novela, La ciudad y el campo, que acababa de publicarse aquel mismo año. Pero leer la carta lo cambió todo. Un año después, Kerouac visitó a Cassady, se instaló en su casa y se puso a escribir las aventuras del viaje de 1949 con un estilo nuevo y espontáneo que según él había concebido al leer la célebre carta de Joan Anderson. Así nació la siguiente novela de Kerouac, En el camino, y amaneció una nueva etapa en la historia de la literatura norteamericana.
Neal Cassady nació en la carretera, muy cerca de Salt Lake City, Utah, el 8 de febrero de 1926 mientras sus padres viajaban hacia California en busca de fortuna. Una casualidad o pura predestinación para alguien que iba a convertirse en el ejemplo vivo del viaje incesante en coches y trenes por todo el país. La familia acabó instalada en Denver, Colorado, aumentando en hijos y miseria. Y desde los seis años Neal aprendió la mala vida con su padre por los callejones de borrachos y los albergues de indigentes de la ciudad. Convertido en delincuente juvenil, se especializó en el robo de coches (a los 21 años presumía de haberse llevado ya quinientos) y en servicios sexuales más o menos remunerados, por los que se hizo medianamente conocido entonces y acabaría siendo famoso. Pasó un año en un correccional y a los veinte años se casó y se fue a Nueva York, donde conoció a Jack Kerouac y Allen Ginsberg, cuya amistad sería ya definitiva. Ambos quedaron fascinados con él, una persona distinta de todas las que habían conocido hasta entonces: divertido, fuerte, desinhibido, guapo, pura dinamita. Y acabará por ser el personaje central de sus historias. Conoce a su segunda mujer, Carolyn, con la que se casa en 1948 y con la que tendrá tres hijos. Se divorciarán en 1963. Trabajos de todo tipo, pero sobre todo de ferroviario en el Southern Pacific. Alcohol, drogas, sexo, conversaciones y monólogos imparables de días y noches ininterrumpidos antes y después. En 1958 lo pillan con marihuana y pasa una buena temporada en la cárcel, y en los años sesenta se constituye en héroe y mentor de la nueva contracultura del nomadismo, el amor y los psicotrópicos diversos. En febrero de 1968, cuatro días antes de su cumpleaños, apareció en coma junto a la vía del tren, como había vivido, cerca de San Miguel de Allende, en México, y murió esa misma noche.Foto © Allen Ginsberg