GARCÍA, JORDI
Este libro, dedicado a las especias, es una compilación de veintitrés de ellas vainilla, clavo, pimientas, jengibre, canela, curry, cardamomo aunque obviamente hay muchas más. Todas ellas evocan un universo perfumado que nos transporta entre aromas y colores a cocinas exóticas de todo el mundo. También su uso milenario como esencias y remedios naturales ha permanecido desde la antigüedad hasta nuestros días desde Asia, Sudamérica, Oriente Medio, África u Oceanía. En este libro podrá descubrir el papel que desempeñaron en el pasado las especias, su capacidad de ser poderosos antioxidantes naturales, su papel como estimulantes y afrodisíacos.
Si la vocación se despierta temprano?
Jordi García (Barcelona, 1958) descubre a los 13 años que con una Kodak instamatic puede fotografiar a las personas y su entorno. Apasionado por la fotografía se inicia en el reportaje y el documentalismo de forma autodidacta. Fotógrafo creativo aplica su visión personal y participa activamente creando portadas para la mítica revista de comics y cultura underground Star, cubriendo la sección de conciertos o trabajando para sellos discográficos en la realización de portadas y videoclips, donde coincidiría con amigos y jóvenes promesas del rock and roll surgidos de la transición.
El nacimiento del punk le pilló de sorpresa en el Londres del año 76. Artistas y grupos como Sex Pistols, The Clash, Dr. Feelgood, con el anfetamínico guitarrista Wilko Johnson, o Ian Dury le marcaron e infundieron una actitud y el gusto por la provocación como arma de expresión.
Este artista y fotógrafo multifacético, al que le sigue apasionando fotografiar personas, ha hecho incursiones en terrenos tan diferentes como el «Sex Design» o la ciencia ficción, y colabora actualmente como freelance con agencias y estudios creativos de publicidad. Amante de los viajes y otras culturas sigue realizando proyectos y obra personal, y sus fotos han sido premiadas y expuesta su obra en galerías internacionales y museos.
Si el espíritu es lo que nos hace jóvenes, no es de extrañar que este fotógrafo dé un salto inesperadamente en el aire o adopte una pose cuando suena un buen riff imitando la figura de uno de esos míticos guitarristas con los que siempre ha vibrado.